seco, entre cuadernos
como hojas otoñales
corazon confeso
de la imagen del deseo
seco fluido
de maquinaria sangrante
gotas enjugadas
y villa desierta
de melodias andantes
seco, sin humor
sin gracia delirante
ni tormentas escasas
de amarillos de ocaso
acaso triste y sin paso.
medio noqueado
y masticando la idea
de estar seco, deshecho
sin abrazos.
Escualida idea, humillante sangria en el verbo que se interpuso como la nocion de una vida mas grande. Por lo menos más que esta. Derrotado sin pie a puntos suspensivos, sin esperanza a acordes liberadores de la frecuente agonia en la triste tarde que el sol sostenia en alto su estandarte; en que ese sol con su dulce melancolia de laconica resignacion. suspiraba el ultimo baile entre risas y llantos y abrazos. Entre la conciencia de lo que somos y fuimos y pudimos ser, cae sin brillo el utimo diente de lo que fue una boca compartida, sumida entre regazos que ofrecian proteccion de la sedosidad de ese sol. De ese sol justamente que paro la mirada en las piernas del encanto, y subio y bajo entre cordilleras y colinas de filo antiguo, rebosante de brillo antiguo, que llamaban con su arcaico grito a enternecer las curvas de su tiempo.
Padre tiempo, madre tierra, sujeten hoy a su hijo caido que disolvio su esperanza en la nota sublime de esos charcos de agua dulce. Seco entre praderas que mucho recuerdan a aquella vez que movido por el impulso te rendiste por ambos. Breve, escueto. Solo una sombra barrida entre tanto agujero. Solo noche. Solo, seco entre la ceguera nocturna y el encadilamiento cotidiano.
miércoles, 10 de marzo de 2010
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